encuentros inesperados
Ella iba por la calle inmersa en sus pensamientos, absorta del contacto con la realidad. Sus ojos se perdian en la incertidumbre del camino:
izquierda, frondosos árboles, tranquilas calles, lujo y ostentación, demasiada apariencia.
derecha salteadores de la ley.
de frente camino inevitable de regreso a casa, esas ruinas en las que convirtió su hogar.
¿Qué elegir? pensó dejarse llevar, basta ya de decisiones sin sentido. Sus pies se movieron en dirección opuesta a su cabeza. Pero antes de ejcutar el paso, una voz conocida pronunció su nombre, se dia la vuelta y allí los vio. piezas de su vida mezcladas sin sentido, pegadas con el cemento de la conveniencia y el engaño, pero unidos al fin y al cabo.
Mantuvieron una estéril conversación de las que los silencios predominan sobre las palabras, y cada gesto resulta tan revelador como la confesión más elaborada.
Tras este incómodo intercambio, siguieron su camino, seguramente despedazando verbalmente los restos de Ella que habían quedado esparcidos sobre la acera.
Esa noche ya no fue la misma.
es curioso como en un segundo el encuentro con alguien inesperado nos puede cambiar tanto los puntos de vista, y trastocar nuestros planes de manera irreconocible un segundo después.
hay veces que me gustaria gritar cuatro verdades a la gente, que pena que la diplomacia y la educación me lo impidan.